miércoles, 8 de junio de 2011

Viajar en avión con una Mascota

Después de mucho pensarlo, he decidido que mi gato George Michael se va con nosotros a Roma.

Hemos considerado cualquier cantidad de variables, tratando de considerar sobre todo qué es lo mejor que se puede hacer por él. Este es un gato que cuando hace frío duerme sobre mi barriga, y cuando tiene calor me toca la puerta para entrar en el aire acondicionado. Y vamos, es un gato: 90% del tiempo lo pasa durmiendo.

Con eso en mente, comencé a averiguar qué hace falta para que un gato viaje a Italia. Los requisitos para viajes de gatos y perros a Europa son los siguientes:

- Certificado Internacional de Vacunación Antirrábica (emitido por el veterinario. Tiene validez de un año)
- Vacunas triple felina y antiparasitante. (Certificado de Salud). En el caso de los perros, la vacuna equivalente.

Adicionalmente hay que colocarle un eurochip, que creo que es MicroChip ISO Standars 11784/11785

Con el Certificado de la vacuna antirrábica, se toma una muestra de sangre del animal y se envía a Francia o a Estados Unidos (dependiendo de la persona que nos esté haciendo la diligencia), donde es revisado y aprobado (o negado) por esa entidad. El costo varía entre 80 y 400 dólares. Esta toma de sangre debe ser hecha por lo menos 1 mes después de haber colocado la vacuna. La respuesta tarda en llegar entre uno y tres meses, también dependiendo del sitio donde se haga. Esto se llama "Certificado serological de Rabia"

Con esta respuesta, hay que ir al SASA (Servicio Autónomo de Sanidad Agropecuaria de Venezuela), que entrega los permisos sanitarios de exportación. Esto se debe hacer con entre 8 y 15 días de anticipación al viaje (no antes), y también es un servicio que ofrecen la mayoría de los veterinarios.

En general, recomiendan comenzar el proceso con 3 o 4 meses de antelación para estar seguros de que la mascota va a tener sus papeles en el momento del viaje, ya que los vuelos actuales no permiten mascotas viajando solas.

Después de llamar a todas las clínicas veterinarias de Caracas, descubrí que los precios varían ampliamente (no voy a ponerlos porque mañana seguramente son otros), pero que si hay bastante oferta de personas e instituciones que prestan este servicio. Unos ponen más peros que otros. En general, Razas y Abello ofrecieron los tiempos y costos más razonables, aunque confieso que aún no me he ido así que no tengo todavía un feedback que darles.

Con respecto al viaje en el avión, ese es otro tema. Si el peso del animal más su kennel no superan los 8 kilos, permiten que vaya con uno en la cabina, probablemente debajo del asiento. El kennel tiene unas medidas máximas para que quepa (21"x13"x10"). También permiten los bolsos de mano aptos para animales. Si el peso es mayor a 8 kilos o el animal es muy grande y no cabe en este carrier, hay que enviarlo por carga. En ambos casos, hay que pagar un adicional al pasaje de entre 100 y 200 euros aproximadamente y hay que reservarlo con tiempo, sobre todo si va a viajar en cabina ya que tienen un máximo de 1 o 2 animales en cabina a la vez. Sin embargo, todas estas características varían de acuerdo a la aerolínea. Para saber exactamente qué requerimientos exige la aerolínea, se pueden meter en la página web y ahí les indica como debe viajar el animal. Para marcas de kennel pueden revisar esta página, que está bastante completa:


Estos kennel no pesan casi nada (uno para un gato o un perro pequeño debe pesar entre 1 y 2 kilos, por ejemplo), y se consiguen en Amazon por montos bastante razonables (entre 20 y 60 dólares los pequeños). En Caracas se pueden comprar por mercadolibre, y en Don Perro tienen bastante variedad y precios solidarios.

Para amortiguar un poco el trauma que va a sufrir el animalito en el viaje, hay un montón de recomendaciones, entre las cuales siempre se encuentran:
- acostumbrar con tiempo al gato o perro al kennel, de forma que en el momento de viajar no se convierta en un castigo y sea más cotidiano. Sugieren ponerle la comida adentro, algo de ropa con olor del dueño, un juguete preferido, y dejarlo en algún sitio donde él esté frecuentemente, con uno o dos meses de anticipación.
- no recomiendan darle tranquilizantes, ya que aparentemente le pueden bajar la tensión al animal, lo cual conjugado con el cambio de presión en el avión puede generar consecuencias no deseables. De todas formas, esto es prudente consultarlo con un veterinario de confianza. Si recomiendan darle Rescue u otras cosas naturales.
- el tema de la comida va a depender del animal y de la duración del viaje. Sin embargo, todos coinciden en que hay que tener algo de comida y agua a la mano y evitar alimentarlo antes del comienzo del viaje para evitar que tenga que hacer sus necesidades en la cajita en la que va a pasar varias horas. Alguien incluso sugirió colocar hielo dentro del kennel si tiene que viajar en carga.
- también recomiendan tener tanto al animal como a su carrier bien identificado, y tener una correa todo el tiempo a la mano en caso de cualquier emergencia (uno nunca sabe!).


Luego les cuento como me fue.

Un Nudo en la barriga y Mariposas en la garganta

En enero del 2008 empecé este blog. La intención original, cuando dije "mmmm, voy a hacer un blog", fue para hablar de mis vivencias como emigrante, y para compartir un poco la información que dificultosamente se va recopilando en el trayecto, de forma de ayudar a los que están un poco más atrás que uno. De hecho, así lo enuncié, orgullosa. Y estas son las alturas en las que todavía estoy aquí.

Hoy finalmente puedo retomar el tema, ya que ahora si que si que si que me voy. Yo sé que después de casi tres años cacareando casi nadie me cree, y los que me creen no me toman en serio. No los culpo! Pero sepan: ya tenemos pasajes. Somos los orgullosos dueños de tres pasajes con destino "Imperio: el viejo mundo" (dos humanos y un felino) con fecha de partida próxima. Demasiado próxima.

A pesar de haber pensado, analizado, meditado, gritado, discutido, e interiorizado al respecto, hoy, que ya tengo los pasajes y bastantes cosas organizadas, tengo como unas ganas de llorar que me empiezan en la barriga, y unas mariposas de primer beso en la garganta. Diría yo, sentimientos encontrados. Por un lado, estoy loca por irme, ya que he pasado mucho tiempo en una especie de punto y coma, en el que la historia avanza un poquito y luego se detiene porque nos vamos. Por el otro, pues lo obvio. La mamá y el papá que se quedan acá. La hermana que voy a ver cada muerte de obispo y salen tres lagrimitas así solas, sin preguntar. Los panas que sé que no voy a ver más nunca, y los que veo todos los viernes y voy a ver una vez al año, si acaso. La bendita playa, que la deberían prohibir para que deje de ser algo más a extrañar. Las arepas no, porque confío en que me van a regalar un tostiarepa nuevecito de regalo de despedida.

Por lo menos me puedo llevar a mi gato, y es un poquito de hogar que me acompaña a donde sea, así sea a coñazos dentro de una caja.

Pobre gato. No tiene idea de lo que le espera. Además el inocente no habla italiano, y no me imagino la confusión en lo que se le acerque un paisano y le diga "bupiri bapiri?"

Pero bueno, ya estamos casi listos, casi idos, y me estoy preparando mentalmente para llorar como una magdalena hasta por las propagandas de la quinta Leonor de aquí a que me monte en el avión.